Por Sergio GrosJean
Es realmente sorprendente que estas alturas del partido, con toda la tecnología que existe, la cantidad de casas y fraccionamientos que se construyen día a día, las cuales necesitan con urgencia árboles, las autoridades municipales y estatales se dan el lujo de exterminarlas. Las imágenes no engañan.
Desconozco lo que se pretende hacer en la avenida de la Emiliano Zapata Oriente conde se ubican las centenarias vías del tren; ya sea ampliar las calles, hacer ciclovías, fabricar el trayecto de algún tren o nueva millonaria ocurrencia o un camino para las calesas eléctricas, sepa Dios. Me parece inverosímil que exterminen árboles de diversas edades; algunos con décadas de existir y otros un par de años en especial porque no estrobaban sino todo lo contrario.
Para quien no está enterado, les informo que existen compañías que se dedican a comprar árboles “en pie” que luego revenden, es por ello que no puede menos dejar de sorprenderme como pueden ser tan insensibles de liquidar una vida de un plumazo en vez de salvarla a tiempo que harán feliz al que se dedica al negocio que pagará con gusto, a la constructora que lo adquirirá, a los que habitarán en donde se plantará, y de pilón, el ayuntamiento o gobierno del estado no solo se ahorrará horas hombres de trabajo que bien podrían invertir en algo productivo sino que aparte recaudará dinero que no se tenía contemplado.
Es realmente increíble aniquilar árboles, y porqué no mejor dejarlo como un paseo verde con ciclovías. Imagínese que la gente del rumbo que tenga un paseo lineal arbolado y todos los ciclistas que las podrían utilizar con sombra. Tantos años de crecimiento a la basura, aparte que eran una buena defensa contra los automóviles en caso de algún accidente.
Finalmente, espero las autoridades responsables nos aclaren la razón de esa controversial y retrogada decisión, y en especial a los vecinos a quienes les quitaron no solo un excelente pulmón, sino que los exponen a partículas incluso cancerígenas, ya que estos árboles que exterminaron actuaban en contra de las partículas en suspensión del aire atrapándolas en sus hojas para luego ser desechadas por la lluvia, y ahora en su lugar, los vecinos y personas que transiten por el sitio se las tragarán.