Argentina y Francia estaban 2-2 en la final de la Copa del Mundo y corrían 87 minutos cuando Marcus Thuram se dejó caer en el área albiceleste por un contacto que existió con la pierna derecha de Enzo Fernández.

Symon Marciniak, el árbitro del encuentro, tenía una ubicación inmejorable y de inmediato se llevó el silbato a la boca, paralizando los corazones argentinos. No obstante, marcó tiro libre indirecto para los sudamericanos y amonestó al atacante del conjunto azul.

Desde el VAR, donde estuvo el también polaco Tomasz Kwiatkowski junto al venezolano Juan Soto como AVAR, hubo una primera percepción de penal y se ordenó al juez central no reanudar el juego, a los efectos de chequear una jugada finísima que pudo haber sido decisiva.

“El VAR de la final, a cargo de Tomasz Kwiatkowski, dijo que el equipo revisó el incidente que involucró a Thuram e intuitivamente se inclinó por anular la decisión en el campo, pero después de analizar las repeticiones concluyó que la decisión principal fue correcta y estuvo de acuerdo”, explicó Marciniak en rueda de prensa luego de llegar a su país.

El árbitro interpretó que, si bien el contacto existió, el jugador francés fue quien lo buscó y se dejó caer, intentando engañarlo