El fracaso estrepitoso de Brasil en el Mundial de Qatar ha sido celebrado en el mundo entero por los gestos de prepotencia de sus jugadores, especialmente de Vinicius.

El resultadista Josep Pedrerol sostenía que “si te gusta el fútbol tienes que ver un partido del Mundial de Brasil“. ¿Por qué? Porque en Brasil había tres jugadores del Real Madrid y España acabó jugando la hora final ante Marruecos sin un solo jugador del Real Madrid?

Los enterados del fútbol, los que lo saben todo sin disponer de la experiencia de haber sido jugadores de elite ni entrenadores, creen saber más de este negocio que los propios profesionales. Y ponían a  Brasil como ejemplo de cómo debía jugar España.

Y Brasil ya está fuera del Mundial de Qatar. Como Alemania, como Bélgica, con Países Bajos, como Uruguay y como muchos más que todavía están por caer. Porque el Mundial solo lo gana uno y parece que España lo ha ganado siempre.

Lo de España es un fracaso. Lo de Brasil cargado de madridistas, un accidente

Brasil era el ejemplo a seguir porque así lo habían decidido cuatro iluminados ejerciendo de telepredicadores. A la hora de la verdad, a Militao le desplazó Tite al lateral porque otros centrales son mejores que él. Rodrygo se quedó en el banquillo para salir al final. Y Tite decidió que para ganar a Croacia había que prescindir de Vinicius en la última hora de juego.

Lo de España es un fracaso monumental. Lo de Brasil, cargado de madridistas, un accidente. Antes se pilla a un mentiroso que a un cojo, y a un malintencionado que a un justo.

Brasil se ha borrado del Mundial y con él el “Balón de Oro” Vinicius, un jugador rápido y con buen regate. Nada más. Tácticamente discreto y poco certero ante el gol. Más famoso por sus bailes que por sus méritos con el balón en los pies. Hasta su seleccionador lo entiende así, que en ningún momento lo tuvo en Qatar como pieza básica en su equipo.

Ya no habrá más bailes

Vinicius se ha ido del Mundial y con él sus bailecitos exentos de señorío y educación. A Vinicius le gusta mucho burlarse del prójimo, es muy gracioso con el viento a favor. Ayer lloró desconosoladamente de impotencia con el resultado en contra. Croacia, una selección normalita, con un líder de 37 años y poco más, ha echado a Brasil. La misma selección que hace apenas un año cayó ante España, la España de Luis Enrique, la España del tikitaka, en los octavos de final de la Europa.

“Ojalá podamos seguir haciendo muchos bailes. A la gente le gusta quejarse cuando ve feliz a alguien”, decía Vinicius antes del Brasil-Croacia. Ya no habrá más bailes. La modesta Croacia ha puesto en su sitio a la prepotencia y la mala educación de Brasil.

Y ahora quien baila y se ríe de Vinicius es el mundo entero. Donde las dan las toman. Vinicius empieza a tener una edad para que empiece ya a comportarse como una persona madura. Solo queda esperar que este correctivo en forma de fracaso estrepitoso ante Croacia le sirva para recapacitar y en el futuro comportarse como un deportista, algo que hasta ahora todavía no ha hecho. Y no es un niño.

Un poco de señorío, por favor.