“Esta mañana, iba en bicicleta por la Avenida Colón, ocupando el carril derecho como siempre hago. Un automovilista en un Tsuru se paró detrás mío en un semáforo en rojo. Al ponerse el semáforo en verde, se me acercó amenazadoramente, y luego aceleró fuertemente y me rebasó sin cambiar de carril, dejando escasos 10 centímetros entre mi mano izquierda y su auto. Mi única reacción fue soltarle un insulto, traté de alcanzarlo para hablar con él pero me fue imposible. Anoté su placa, que no muestro aquí, no por temor a exponerlo (eso es lo que más quisiera) sino por temor a exponerme yo misma.
Con el número de placa uno puede ver las infracciones de un vehículo, y ¡oh sorpresa!: este sujeto tiene multas por pagar por estas razones:
- Conducir sin tarjeta de circulación vigente.
- Conducir con licencia de conducir vencida.
- Utilizar el teléfono durante la conducción.
- Estacionarse sobre acera, camellón, andador u otra vía reservada a peatones.
Además de todo esto, por supuesto su placa está vencida. Su adeudo total es de 6,805 pesos.
La pregunta que hago es: ¿por qué este tipo de gente puede seguir impunemente conduciendo por la ciudad y poniendo en peligro la vida de los más vulnerables?
Esta persona, o no tiene un mínimo conocimiento de su reglamento de tránsito, lo que sería muy grave, o le vale gorro, lo que sería aún más grave.
Hago un llamado a las autoridades para que nuestra ciudad sea verdaderamente segura, esto no puede seguir pasando y no estamos haciendo lo suficiente.
Hay gente que dice “exageras, no te golpeó, no pasó nada”, y de hecho las autoridades mismas lo han dicho cuando denunciamos actos de violencia vial, por lo que no se hace nada.
Pero como dice mi amigo Francisco Lpz Huchim, no entienden que con un pequeño golpe podemos terminar bajo un auto, para luego pasar a la morgue, o peor aún, discapacitados de por vida.
Esta anécdota es del día de hoy, pero a diario me topo con conductores que me hacen preguntarme si este será el día en el que no regrese a casa.”
