Un joven usuario de esta red denunció públicamente un caso de plagio que involucra al Ayuntamiento de Mérida, a la empresa Ediciones Cal y Arena y al escritor e historiador Gonzalo Navarrete Muñoz, integrante del Consejo de Cronistas de Mérida.
En ese caso hay un desembolso del Ayuntamiento de $1.866,585, mediante dos facturas.
El denunciante es el universitario Sergio Ceballos Castillo, quien desde hace casi diez años tiene en esta red de Facebook un espacio de divulgación llamado Mérida en la Historia, donde comenta aspectos del pasado de esta capital.
En esta red expuso, en resumen, esto:
- En diciembre 2020 se publicó el libro “Mérida 100 lugares imprescindibles”, cuyos autores son Gonzalo Navarrete Muñoz y el denunciante. El Ayuntamiento pagó la obra, su logotipo está en la portada.
- El joven se deslinda del libro, Afirma que no es autor, ni colaborador. En el libro aparecen textos con su firma, pero él no los elaboró.
- Uno de los textos es del maestro Jorge Álvarez Rendón, también integrante del Consejo de Cronistas. Pero aparece firmado por el denunciante.
- Hay otros textos tomados de internet, de otros autores, a los cuales se les hizo algunos cambios para incluirlos en el libro.
- El libro tiene errores ortográficos, falsedades en hechos históricos, errores de edición, deficiencias de estilo y pésimas fotos.
- La obra carece del código internacional ISBN que identifica a cada libro que se publica.
- El denunciante no ha tenido contacto con Gonzalo Navarrete Muñoz.
- En comentario, el universitario dijo que en el libro aparece que la obra es de Ediciones Cal y Arena, pero el que cobró las dos facturas es la empresa Nexos Sociedad Ciencia y Literatura, según averiguó él por medio de la oficina de transparencia.
El universitario relató que en 2019 lo contactó uno de los que aparece como coordinador del libro, para hablarle del proyecto. Le ofrecieron $150 por cada artículo que aportara. Serían casi 50 textos por un total de $7,000. Elaboró el material, pero se lo cambiaron, y suprimieron la bibliografía y notas que él incluyó.
Pero no supo más ni se concretó nada. Supuso que la pandemia se interpuso. Pero al averiguar por medio de la oficina de Transparencia halló que el año 2019 era el plazo de publicación pactado con el Ayuntamiento, quien pagó la edición y regala los libros.
Por azar se topó con el libro. Nunca el Ayuntamiento ni la casa editorial le enviaron un ejemplar.
Deploró que una casa editorial acepte publicar tal material y que la autoridad pague por ese trabajo baja calidad y que además es plagio.
