Por Luis Antonio Boffil Gómez
El alcalde de Mérida, Reni Barrera, se dio su vuelta por algunos camposantos de la capital y de equis comisarías para constatar si el personal de servicios les está dando mantenimiento por aquello de los fieles difuntos.
Pues sí, muuuy bieeen, pero mejor seamos sospechosistas. Y es que en estos tiempos de abrazos y no balazos, ni siquiera Collazos, la política ya está adelantada.
De entrada, las huestes morenistas van por la “joyita de la corona” y si los blanquiazules, con o sin aliados, se apepitan les puede cargar el “payasóbamelo”.
Pero, abusados, porque no solo la capirucha está en juego, sino la silla grande del palacio de la calle 61. Pero, al parecer, las autoridades ya toman cartas en el asunto.
Quizá no le sea tan fácil a los morenistas, con aval de don AMLO-vich, apoderarse de Yucatán y así completar todo un fantástico corredor electoral guinda sur-sureste.
Pero no les caería tan mal el bocadito meridano y ya mueven fichas para ello.
Un sujeto como el ex panista Raúl Paz Alonzo, “Pacito”, mira para Mérida y, por qué no, enfrentar a su ex esposa Cecilia Patrón Laviada.
Y entre todos los escenarios posibles, lo mejor que podría hacer Reni es encomendar su alma a los espíritus chocarreros y comenzar por enterrar a sus posibles adversarios grilleros.
¿Y dónde los ubica?
¡Fácil! En su propio partido.
O hay acuerdos internos o la situación sólo da para dos situaciones: enterrar adversarios o que él sea el enterrado.
Mejor que el Alcalde de Mérida vaya practicando en estos tiempos de Hanal Pixán, en lenguaje más o menos chairófilo, o ‘Jalogüín’ en términos fifís mañaneros.