Por Segio GrosJean
Muchos nos preguntamos cual es el verdadero trasfondo de la iniciativa del presidente López Obrador al pretender realizar cambios estructurales en el INE, siendo que a mi parecer pondría a la mesa dos hipótesis. No tienen que estar de acuerdo conmigo y no pretendo convencer a alguien. Es una opinión personal y estoy abierto como siempre al debate e intercambio de ideas.
La primera podría pensar que se trata de mantener viva a la base social de morena, sacar a la gente a las calles, movilizarla ya sea a favor o en contra, y conservar vivo el llamado fraude del 2006. Pero creo lo más importante, es que confrontar a los dos bandos es conservar activo el fuego, como si se necesitara continuamente un choque. Si algo me queda claro, es que el presidente es un personaje provocador, como si fuera inherente a su personalidad.
Todos los días en sus funciones mañaneras repite de una u otra forma que quienes no están con él, están contra él, y los llama hipócritas, racistas, fifís clasistas, aspiracionistas, neoliberales, déspotas, ladinos, desclasados, fachos, y de allá que gente que era imparcial se motive a salir a las calles a protestar en su contra por lo que podría salirle “el tiro por la culata”, pero no parece importarle pues es un hombre que se arriesga.
Ayer lunes 14 de noviembre no fue la excepción, ya que dentro de su florido lenguaje acuñó el nuevo término de “striptease político” del conservadurismo, y afirma que quienes nos manifestamos en esta histórica marcha, lo hicimos en contra de la transformación que se está llevando, y a favor de la corrupción, del racismo, del clasismo, de la discriminación. Creo cuando un gobernante injuria a sus gobernados pierde toda autoridad moral, y según hemos visto a través de la historia, cuando un político injuria es porqué ha perdido ideas, no las tiene o quiere obligar que comulguen con su idea sin lograrlo. Pienso que las ideas se deben confrontar con ideas, y que yo ubique, nunca se ha construido algo a base de injurias.
Pero eso es harina de otro costal, ya que en la multitudinaria marcha de ayer se planteó que “El INE no se toca”, pero creo eso sería tal vez en sentido metafórico o figurado ya que en realidad si se toca, pues este debe estar sujeto sistemáticamente a revisión, y es por ello que luego de cada elección hay que analizar que sale mal, que sale bien, es decir, hay un aprendizaje y de allá que se modifique con base a la experiencia obtenida. Sin embargo, parece que el sistema es bastante bueno ya que en las últimas elecciones no ha habido modificaciones, y por ello hemos visto como cambian de partidos en los estados y la presidencia desde Fox, Calderón, Peña y López.
El INE, como arbitro electoral, ha sido reconocido por organismos de otra parte del mundo y de allá el tremendo “oso” que cometió el presidente hace unos días al decir que admiraba el sistema electoral de Costa Rica ignorando que unos días antes el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello, recibió a nombre del Instituto el premio Cátedra de la Democracia, otorgado por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) de Costa Rica por su contribución al fortalecimiento de la democracia en la región.
La marcha del domingo fue de apoyo a una institución nacional y no de gobierno, la cual se hizo en respuesta al intento del gobierno de modificar sin necesidad y posiblemente por capricho. Fue una marcha que pretende defender a un órgano que con sus errores y aciertos ha demostrado ser eficiente, y gracias a ello el presidente y su partido tienen hegemonía a nivel nacional, y es por eso menos entiendo si no pensara mal.
La segunda hipótesis va en el sentido de perpetuar a morena en el poder y esto es simple de constatar. La propuesta del presidente va de la siguiente manera: se proponen 60 candidatos para consejeros electorales: él nombra 20 que le simpaticen, el congreso nombra 20 – morena tiene mayoría y por consiguiente ellos pondrán la mayoría de los 20 que le corresponden que sin duda serán activistas pro morena-, y el poder judicial – empleados del presidente en turno- nombra los otros 20. Luego, el procedimiento indica que primero se hace una convocatoria, luego se reciben propuestas, posteriormente se les hace un examen escrito, luego una entrevista, y finalmente se elige.
Posterior a ese procedimiento los elegidos salen a hacer campaña, y luego de una elección popular los que sean más votados serán consejeros. Por obviedad, quienes van a ganar -independientemente que sea gente con inclinación al presidente y su partido-, es el que tendrá todo el apoyo del estado, es decir, recursos económicos apuntalados por gobiernos de morena y sindicatos afines a estos gobiernos ya que este partido tiene la hegemonía nacional como citamos anteriormente. Entonces, finalmente serán personas cercanas al gobierno y por ende actuarán como le plazca al presidente, y con ello, el INE perderá independencia y se convertirá en un tentáculo más del gobierno en turno.
Pero esto no acaba allá, posiblemente, pensado en todos los escenarios posibles, el presidente propone que en vez que sean 11 consejeros ya solo sean 7, arguyendo que hay que ahorrar sueldos, ganan mucho, y otros argumentos demagógicos, y es allá cuando viene el plan con maña, ya que en unos meses, cuando se nombren a los nuevos consejeros que se van en marzo, morena y el presidente posiblemente van a decir que hay que garantizar la imparcialidad y van a querer nombrar al presidente del instituto, y López Obrador intentará imponer a un activista suyo que posiblemente generará controversia pidiendo cosas que al INE no le compete como hacer pronunciamientos políticos, y esto generará una crisis institucional.
Pero vamos a suponer que eso no sucede, y en caso de no poder poner a su presidente o consejeros ya que se requiere de una mayoría calificada, es decir, prácticamente todos los partidos deben estar de acuerdo, podría nombrar a dos de los cuatro. Entonces de los 7 que proponen bajar el número de consejeros ya tendrían la mitad, ya que estos cambian de manera escalonada, es decir; Córdova, Favela, Ruiz y Murayama cubren el periodo del 3 de abril de 2014 al 4 de abril del 2023; Ravel, Zavala y Rivera, del 5 de abril de 2017 al 4 de abril de 2026; Humphrey, De la Cruz, Espadas y Faz, del 27 de julio de 2020 al 26 de julio de 2029. Al término de cada periodo, compete a la Cámara de Diputados emitir una convocatoria pública para cubrir las vacantes.
Y aquí viene la jugada maestra, ya que en el año 2020, todos los partidos se pusieron de acuerdo para nombrar consejeros y de los finalistas que eran cuatro quintetas, los partidos le dijeron a morena que escojan a todos, y Mario Delgado, actual presidente nacional de morena -en ese entonces era coordinador de los diputados-, los eligió y fueron los votados en el pleno por diputados de todos los partidos y son los que quedaron. Entonces ya tienen 4 de 11, y si bajan el número a 7 consejeros, pase lo que pase tendrán mayoría. Es decir, 4 contra 3.
Finalmente, pienso que no hay que eliminar consejeros, mejor bajarles el sueldo pues es exorbitante ya que ganan casi $170,000 mensuales. Con respecto a otra de las propuestas de las 12 del presidente que se relaciona con el tema -ya que las otras las conversaremos más adelante-, propone otorgar financiamiento público a los partidos políticos solo en elecciones, lo cual, a primera instancia no me parece mal y hasta aplaudiría, sin embargo, dejando a un lado mi pasión y desencanto por los políticos y sus partidos, quitarle recursos es exactamente lo mismo que regresar a los setentas del PRI, ya que como morena ahora tiene casi todos los estados gobernando, tendrán recursos para su partido y los demás podrían desaparecer.
Ya para concluir, espero que al presidente no se le olvide algo que repitió constantemente durante años: “el poder es tan canijo, el poder es tan destructor, el poder es tan grande, que a los inteligentes los atonta y a los locos los enloquece.
Feliz semana.