Por David Alpizar

Yo creo es justo empezar este artículo felicitando a todos los que de buena fe se manifestaron el día de ayer y lo hicieron con la auténtica convicción de que lo hacían en pro de la prevalencia de la aún endeble democracia mexicana.

Pero si en un análisis de conciencia, admiten que no entienden el proceso legislativo por el cual tendría que transitar cualquier propuesta de modificación a la constitución, y que al final, todo depende de lo que decidan las dos terceras partes de los 500 diputados del congreso federal y que el partido mayoritario, Morena ni sumando a sus aliados alcanza ese 66 % de la votación; entenderían que todo depende de como voten los diputados del PAN, del PRD y por sobre todo los del PRI, que es el único partido que en las últimas votaciones de este tipo, ha variado el sentido de su voto, pero también entenderían de que posiblemente fueron engañados por los dirigentes de estos partidos y que finalmente su solicitud de que nada cambie, solamente beneficia a estos institutos políticos de donde sus dirigentes y un gran número de subalternos viven de las prerrogativas económicas emanadas de nuestros impuestos y con percepciones muy superiores a la de un mexicano promedio.

Si los partidos, por tan solo una vez, se pusieran del lado de los ciudadanos, y en lugar de decir un rotundo NO, tal vez presentaran una contrapropuesta a la hecha por el presidente, en la cual se tomaran las cosas buenas que ésta pudiera tener y solo pugnar por que no prosperen aquellas modificaciones que según ellos ponen en riesgo la autonomía del árbitro electoral como es el hecho de que las propuestas de consejeros vengan en una buena parte precisamente del presidente.

¿Qué les parecería algo así?

1. El nombre de la institución permanece INE, el cambio es innecesario.

2. Se mantiene el sistema actual de propuesta y selección de consejeros, pero en el siguiente período cuando cuatro terminan su encomienda, solo se sustituyen dos para dejar el número en nueve y el proceso se repetirá una siguiente vez más hasta fijar el número en siete.

3. Los salarios, percepciones y prestaciones de los consejeros se homologan a los de un secretario de estado.

4. Se mantienen los organismos estatales, pero se eliminan del INE los puestos que resulten redundantes entre el organismo federal y el estatal.

5. Los organismos estatales también deberán pasar por un proceso de reestructuración tendiente a eliminar el exceso de burocracia.

6. Reducción del número de diputados de 500 a 300.

7. Reducción del número de senadores de 128 a 96.

8. Reducción de los integrantes de los cabildos municipales y diputaciones estatales.

9. Eliminación del financiamiento publico a los partidos que se entrega de forma regular y solo se mantiene el financiamiento para campañas electorales.

10. El INE mantiene su presupuesto destinado a los procesos electorales y solo se reduce el gasto corriente en función de lo que resulte de los cambios administrativos.

11. En el caso de los tribunales electorales, se eliminan las salas regionales, prevaleciendo solamente las salas estatales y la Sala Superior.

12. Los magistrados de los tribunales electorales serán propuestos en base a méritos judiciales mediante convocatoria abierta y preseleccionados por una comisión formada por tres ministros de la Suprema Corte y votados por las dos terceras partes del congreso de los diputados.

Pero, pensándolo bien, tal vez debí haber titulado esta columna, UTOPIA, porqué ¿saben ustedes cuando los partidos aprobarán algo que vaya contra sus intereses y en favor del pueblo? NUNCA, NUNCA, NUNCA.