“Entrando ya el siglo XX, los “mestizos” gozaban de nuevas prerrogativas y, a pesar de seguir portando su típico traje, había entre ellos ricos hacendados henequeneros, inventores de maquinarias y finos ebanistas que cultivaban buenas amistades con los más distinguidos yucatecos.
Por este tiempo y como no había ya alcaldes que impidieran a los “mestizos” pasearse en vehículos, en lujosa y brillante “victoria” tirada por hermosos troncos de caballos se paseaban en las tardes por las principales calles de Mérida, dos honorables, ricos y elegantes “mestizos”, D. Melitón Salazar y D. Gabino Grajales, luciendo sus blanquísimos trajes de lino con botonadura de oro, sus sombreros de fino panamá y sus brillantes cacles de charol.”
“Por el año de 1920 un rico “mestizo” de apellido Tamayo compró en el cruce de las calles 59 y 64 de la ciudad de Mérida, una amplia casa que reedifico y desde entonces en los balcones se veían siempre “mestizas” de todas edades, pues su familia era larga”.
“Actualmente en las sociedades religiosas el más conspicuo caballero no desdeña sentarse al lado de un “mestizos” no de conversar amigablemente con él. El porte y la pulcritud de su traje y persona acarrean al “mestizo” la simpatía general. Lo mismo acontece con las “mestizas” pues hay algunas de irreprochable conducta que presta buenos servicios en las congregaciones religiosas y que son apreciadas por las más encopetadas damas yucatecas, cuyas casas frecuentan”.
Biblioteca Yucatanense
Los mestizos de Yucatán. Narcisa Trujillo. Enciclopedia Yucatanense. Tomo VI. Pág. 327-328.